No es tu fortaleza lo que te hace peligroso, es tu entorno.
Puedes ser disciplinado.
Puedes tener metas claras.
Puedes tener hambre de éxito.
PERO SI ESTÁS EN EL AMBIENTE EQUIVOCADO...
vas a terminar igual que los mediocres que te rodean.
Tu entorno es un sistema operativo.
Y tú eres el programa que corre sobre él.
Si vives en desorden, comes basura, duermes con ruido, trabajas con distracciones y te rodeas de parásitos emocionales…
no importa cuántos libros leas. Vas a fallar.
El débil se adapta a su entorno.
El fuerte lo manipula, lo rompe o lo abandona.
EL CAMBIO REAL NO ESTÁ DENTRO DE TI...
ESTÁ ALREDEDOR TUO.
¿Quieres ser disciplinado?
Haz que la flojera sea difícil.
¿Quieres comer bien?
Haz que lo malo no esté en tu casa.
¿Quieres emprender?
Deja de juntarte con empleados mentales.
Tu entorno debería gritar tus objetivos.
Debería impulsarte aunque tengas un mal día.
Debería obligarte a actuar… incluso si no tienes ganas.
El guerrero no se deja arrastrar por el ambiente.
Lo transforma. O se va.
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